Senegal registraba a final de 2008 una población de 12,8 millones de habitantes, de los que más de un diez por ciento vive en Dakar. El francés es la lengua oficial. Conviven gran variedad de etnias: Los wolof representan el 45 % de la población. A esta etnia le siguen los fulaní (22%), los serer (15%), los jola (4%), y los mandingos (3%).
El 92% de la población profesa la religión musulmana, junto a un 6 por ciento perteneciente a creencias autóctonas y sólo un 2 por ciento son cristianos católicos. Aunque Senegal es un país tolerante en lo que a la religiosidad se refiere, estas cifras dan una idea de las condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres y que se ven reflejadas sobre todo en el acceso a la educación.
El 92% de la población profesa la religión musulmana, junto a un 6 por ciento perteneciente a creencias autóctonas y sólo un 2 por ciento son cristianos católicos. Aunque Senegal es un país tolerante en lo que a la religiosidad se refiere, estas cifras dan una idea de las condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres y que se ven reflejadas sobre todo en el acceso a la educación.
Senegal posee la tercera economía de la baja región del oeste africano después de Nigeria y Costa de Marfil. Su economía está orientada hacia Europa e India. Sus principales socios económicos son Francia, India e Italia. Sin embargo, desde hace varios años China es un socio cada vez más importante como demuestran las cumbres chino-africanas.
Senegal es muy pobre en recursos naturales, sus principales ingresos provienen de la pesca y del turismo.
Pero teniendo en cuenta su situación geográfica y su estabilidad política, se entiende que Senegal forme parte de los países africanos más industrializados con la presencia de multinacionales, siendo estas mayoritariamente de origen francés. El sector agrícola emplea en torno al 70% de la población senegalesa, mientras que la pesca es la principal fuente de entrada de divisas.
La migración hacia los países europeos es un mal necesario para los senegaleses, una opción desesperada ante los problemas económicos y de competencia desigual con países industrializados, España ha pasado de ser un país de tránsito a ser receptor de inmigrantes que arriesgan sus vidas para llegar a sus costas en los tristemente conocidos cayucos. Según la Asociación Pro Derechos Humanos Andalucía Total, en el 2008 habrían muerto en su intento por llegar a España a través del mar más de tres mil quinientas personas.
El gobierno de Senegal continua usando la migración como una herramienta en el proceso de desarrollo pues las remesas que los senegaleses envían a su país desde el extranjero son un gran apoyo económico, y al mismo tiempo reconoce la creciente falta de los recursos humanos con las habilidades necesarias para llevar a cabo los planes de desarrollo sostenido.
A partir del Foro Mundial sobre la Educación que se llevó a cabo en Dakar en abril de 2000 se ha tomado conciencia del hecho de que un mayor acceso a la educación, cuando no va acompañado de una instrucción de calidad, conduce a un “callejón sin salida”, especialmente en Senegal, donde la calidad de aprendizaje y la adquisición de valores y de capacidades están lejos de responder a las necesidades y a las aspiraciones de la sociedad.
Las cifras estadísticas respecto a los niveles educativos son confusas y a veces contradictorias en muchas fuentes de consulta, pero evidencia la baja tasa de escolaridad y alfabetización. Cerca de 7,3 millones de habitantes de Senegal son niños menores de 17 años, lo cual hace de Senegal un país joven y con potencial para aprovechar esta situación en muchas áreas si se fomentase la inclusión educativa con materiales educativos y recursos que ayuden a este fin.
Este potencial joven se ve reflejado también en el aspecto deportivo y más específicamente en el fútbol, pues no son pocos los futbolistas senegaleses reconocidos jugando en clubes europeos de renombre.
No obstante, a pesar de las cualidades deportivas que caracterizan a los senegaleses, son muchos los que confiando sólo en sus habilidades futbolísticas llegan a “probar suerte” en Europa y terminan vagando por las calles, arrastrados por las dificultades económicas y pasando a formar parte de las cifras europeas de inmigración ilegal y desempleo.
La historia es común. Un cazatalentos les promete una brillante carrera en Europa para finalmente abandonarlos a su suerte, sin regular su situación migratoria, dado que viajan como turistas, sin dinero para volver, sin club y sobre todo sin una formación académica para poder abrirse camino en un país extranjero con una lengua, cultura y unas normas de conductas diferentes a las suyas.
La historia es común. Un cazatalentos les promete una brillante carrera en Europa para finalmente abandonarlos a su suerte, sin regular su situación migratoria, dado que viajan como turistas, sin dinero para volver, sin club y sobre todo sin una formación académica para poder abrirse camino en un país extranjero con una lengua, cultura y unas normas de conductas diferentes a las suyas.
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